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Kafka Y La Escritura

Literatura y vida son sinónimos en Kafka, y es conocida aquella radical formulación del escritor en una fecha tan temprana como 1912: «Cuando mi organismo se dio cuenta de que el escribir era el enfoque más provechoso de mi ser, todos mis esfuerzos tendieron hacia esa meta y abandonaron todas las facultades relativas a los placeres del sexo, de la comida, de la bebida, de la re­flexión filosófica, de la música. Yo iba adelgazando en todas estas direcciones. Era algo necesario, puesto que en conjunto mis fuerzas eran tan escasas, que solo unidas podían utilizarse para escribir». Y a Felice Bauer, en una carta del mes de agosto de 1913, le dice: «Me opongo por completo a todo lo que sea hablar... Sobre el discurso actúan de continuo miles de exterioridades y miles de coac­ciones externas. Por ello soy callado; no solo por necesidad, sino también por convicción. Solo el escribir es la forma de expresión apropiada a mi persona». Por esta misma razón Kafka le había dicho a Max Brod que, a causa de su «ne­cesidad de escribir», «debería despedirme de inmediato tras las comidas, como si fuera un tipo raro muy especial al que se sigue con la mirada; debería subir a mi cuarto, colocar el sillón ante la mesa y escribir a la luz de la débil bombilla instalada arriba en el techo». Mucho más tarde, cuando, en 1922, previó Kafka su muerte con enorme clarividencia, todavía le escribió al mismo Brod algo que se ha convertido en una de las citas más concurridas del autor: «En realidad, si el escritor quiere evitar la locura, no debería alejarse jamás de su escritorio, debería aferrarse a él con los dientes».


Prólogo a "FRANZ KAFKA El Silencio De Las Sirenas: Escritos Y Fragmentos Póstumos"

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